La solución pasa por reforzar las estructuras rurales y evitar el despoblamiento de los campos
La creciente oleada de incendios forestales, como el de La Palma, se afronta aportando cada día más medios para la extinción, pero esta reacción responde más a cuestiones políticas que a técnicas. La ausencia de agricultura, ganadería y silvicultura es la que crea un paisaje altamente inflamable. Urge reforzar las estructuras rurales y evitar el despoblamiento de nuestros campos. Y esto solo se consigue con un cambio a nivel de toda la sociedad.
Por Carlos Velázquez Padrón (*).
A raíz del virulento incendio que estos días azota a la isla de La Palma y que aparte de haber quemado miles de hectáreas se ha cobrado la vida de un combatiente, el Agente de Medio Ambiente Francisco Santana Álvarez, desde PROFOR-Canarias queremos hacer una reflexión sobre la inversión en materia de Prevención y Extinción de Incendios Forestales en Canarias.
Cada vez que nos asola un Gran Incendio Forestal (GIF), se pone en entredicho el dimensionado de los medios de extinción, concluyéndose con que son insuficientes y que por tanto urge implementar nuevos medios.
Si hacemos una retrospectiva de la evolución de los medios de extinción en los últimos años, se constata que éstos se han incrementado a raíz de los Grandes Incendios Forestales. La presión sobre los políticos es tal, que se ven prácticamente abocados a gastar todo el dinero disponible en aportar nuevos medios de extinción y en inversiones de restauración de las zonas quemadas (inversión en lo negro). Todo esto va en detrimento de las inversiones en prevención (inversión en lo verde).
Fue el incendio de Moriscos en Gran Canaria, el que motivó al Ministerio a establecer una base de Brigada Helitransportada (BRIF) en La Palma. Asimismo se sentaron los cimientos para posteriormente fijar una base de la Unidad Militar de Emergencias en Gran Canaria.
Los graves incendios de Tenerife y Gran Canaria en 2007 (los mayores de toda la historia en Canarias, con más de 36.000 Has afectadas) “forzaron” el establecimiento de la UME en Tenerife. Los posteriores incendios en El Hierro, La Gomera y La Palma “consiguieron” traer un pequeño hidroavión, basado actualmente en La Gomera. A esto hay que unirle el potente helicóptero KAMOV, basado en los Rodeos, que desde hace más de 15 años realiza una labor encomiable, pudiendo verter gran cantidad de agua en cada descarga, además de los cinco helicópteros polivalentes del Grupo de Emergencias y Salvamento, del Gobierno de Canarias.
Reflexión crítica
En estos momentos circula por las redes una petición para establecer una base permanente de hidroaviones en las islas. Ante esta petición, PROFOR-Canarias desea aportar una reflexión crítica al respecto:
El combate de los Incendios Forestales no se entiende actualmente sin el concurso de los Medios Aéreos. Canarias cuenta actualmente con importantes medios de extinción en sus diferentes Dispositivos contra Incendios Forestales. A los dos helicópteros que contrata el Cabildo de Gran Canaria y el que contrata el Cabildo de Tenerife, hay que sumar los helicópteros de la BRIF de La Palma, el hidroavión basado en La Gomera , el citado KAMOV, basado en Tenerife y las cinco aeronaves del GES. Son en total 12 medios aéreos, para alrededor de 130.000 Has arboladas, una ratio más que aceptable, máxime si cuantificamos el presupuesto que anualmente consumen.
Cada vez que se produce un Gran Incendio Forestal, el Gobierno de Canarias coordina el traslado de efectivos, funcionando los medios de las diferentes administraciones como un único destacamento. La solidaridad interinsular es encomiable y cada Cabildo aporta lo que tiene a disposición.
En el caso que la gravedad del GIF lo requiera, el Ministerio va despachando medios (principalmente hidroaviones) y combatientes (UME). Los hidroaviones llegan en pocas horas desde sus bases peninsulares.
Los Grandes Incendios Forestales están durante gran parte del tiempo en la situación de “Fuera de Capacidad de Extinción”. Esto significa, que por más medios humanos y materiales que se implementen, la potencia del fuego es tan descomunal, que no se puede detener el avance del fuego. En esos momentos los medios aéreos tienen que seguir operando, porque la ciudadanía no entendería que se cuente con tantos medios y no se aprovechen. Es lo que los técnicos llamamos “extinción política”. Como responsables de extinción nos llena de desazón exigirles a los pilotos maniobras, a menudo de carácter heroico, sabiendo que carecerán de la eficiencia suficiente y sólo para que parezca que “se está haciendo algo”.
En tierra, las brigadas se enfrentan a situaciones de riesgo extremo, siendo una de las medidas más seguras y eficaces el uso del contrafuego, a menudo de noche, cuando se producen cambios de viento y la intensidad de llama baja por la ausencia de sol. Existen en todos los dispositivos insulares verdaderos expertos en el uso del fuego técnico, y gran parte de los incendios forestales, aunque no trascienda “se apagan con fuego”.
El sector primario, origen
Haciendo un análisis más profundo, se constata que el verdadero origen de los Grandes Incendios Forestales está vinculado al declive del Sector Primario. La ausencia de agricultura, ganadería y silvicultura nos ha creado un paisaje más naturalizado, pero altamente inflamable.
Entramos ahora en la esencia del problema. Si toda la inversión para la Lucha Contra los Incendios Forestales se centra en el refuerzo de los medios de extinción, entramos en el siguiente bucle:
A falta de gestión en el medio rural se generan unas estructuras vegetales altamente inflamables, con ausencia de discontinuidades y acumulación de gran cantidad de material seco.
Esta situación deriva en que una parte cada vez más apreciable de los conatos y pequeños incendios evolucionen rápidamente hacia Grandes Incendios Forestales (GIF).
El incremento del número y la virulencia de los GIF generan una presión social, para que se incremente los medios de extinción.
La inversión en más medios de extinción resta financiación a los ya exiguos presupuestos para prevención.
La falta de inversión en trabajos de prevención refuerza la creación de estructuras vegetales altamente inflamables. Y volvemos al inicio: el bucle continúa hasta el sinsentido en el que nos hallamos inmersos.
Los técnicos hablamos de la “Paradoja de la Extinción”, que viene a decir, que mientras de más medios disponemos para combatir los incendios y más eficaces somos en la extinción, conseguimos atajar los conatos e incendios medianos, pero fallamos estrepitosamente en los GIF, contra los que no encontramos remedios.
Replantear la estrategia
La única forma de romper este círculo vicioso pasa por replantear la Estrategia frente a los Incendios Forestales:
El combate del fuego forestal presenta muchas similitudes con la guerra; contamos con un ejército compuesto por infantería (cuadrillas terrestres), artillería (autobombas) y aviación (hidroaviones y helicópteros), sólo que el “enemigo” no es otro ejército, sino el fuego.
Un papel que en la guerra es fundamental y que en “nuestra guerra” hemos despreciado es el de los “zapadores”. Los zapadores son los destacamentos especializados en trabajos sobre el terreno, para favorecer el avance de nuestras tropas y entorpecer o imposibilitar el avance del enemigo. En nuestro caso, los zapadores son los agricultores, que con sus terrenos labrados le ponen barreras al avance del fuego, los pastores, que con su ganado eliminan gran parte del combustible, evitando la acumulación de “pólvora” y rompiendo la continuidad del posible avance del fuego. Y por último están los silvicultores, que se encargan de descargar los bosques y matorrales de combustible, sin que éstos pierdan su carácter seminatural.
Y la labor de los habitantes del medio rural es asumir su cuota de corresponsabilidad y mantener limpios esos 15 metros alrededor de sus viviendas, tal como establece la legislación de prevención de incendios forestales.
Nuestros campos se han quedado sin “zapadores” y por ello, por mucho que se invierta en artillería, infantería o aviación, la batalla está perdida de antemano. Hoy es La Palma, mañana será alguna otra isla. Solo falta observar la gráfica de los incendios forestales en Canarias en los últimos decenios, los GIF aparecen de forma reiterada, a medida que se ha ido derrumbando el Sector Primario Rural.
Soluciones reales
No es por tanto un problema de Medios, sino un problema de Paisaje y Forma de Vida. Urge entonces reforzar las Estructuras Rurales y evitar el Despoblamiento de nuestros campos.
Y esto solo se consigue con un Cambio a nivel de toda la Sociedad. En la medida en que estemos dispuestos a pagar un poco más por los productos locales, exigir que las ayudas a la importación de alimentos básicos se reconviertan en ayudas a la producción local, reconvertir la agricultura de exportación en generadora de los productos alimenticios que consumimos aquí. ¿Qué sentido tiene producir plátanos y tomates para exportar, cuando tenemos que importar el 92% de los productos alimenticios?
Y por último nuestro Medio Ambiente merece un Trato Justo. El bosque en Canarias genera cada año alrededor de 600 Millones de Euros en Servicios Ambientales (producción de agua, protección de suelos, biodiversidad, paisaje, fijación de CO2, etc.) y el presupuesto que empleamos en su cuidado y mejora es ridículo.
¿Cómo no se va a quemar si le exigimos tanto y le damos tan poco?
Los Grandes Incendios Forestales en Canarias tienen solución y esta pasa porque cada nuevo euro que se invierta en la lucha contra los incendios vaya directamente a medidas de prevención.
(*) Carlos Velázquez Padrón es Presidente de PROFOR Canarias y miembro de Ando Sataute
FUENTE: www.tendencias21.net
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