El ayuntamiento de Santa Brígida articulará una comisión de trabajo que discuta y regule el marco de relaciones entre el ayuntamiento y los colectivos vecinales que organizan las fiestas tradicionales, proporcionándoles seguridad jurídica, y apoyo organizativo respetando su autonomía. Así lo acordó por unanimidad de los diecisiete concejales y concejalas en el pleno municipal celebrado el pasado jueves 29 de julio, atendiendo una moción presentada por Sinforiano Quintana Segura, concejal de ANDO Sataute. También se acordó, según recogía la moción, que se incluya en los próximos presupuestos generales del ayuntamiento una partida económica finalista para las fiestas tradicionales no organizadas por el ayuntamiento. [su_note]NOTA: Este acuerdo unánime del pleno municipal NO LO PODRÁ LEER en la web municipal o redes sociales del ayuntamiento, porque el grupo de gobierno solo los usa con fines de propaganda y electoralismo, y no difunde las actuaciones de la oposición. [/su_note]
Otra moción de Ando Sataute, aprobada también por unanimidad, defendida por la concejala de Ando Sataute, María Sánchez Fernaud Vega, indica la necesidad de instar al Cabildo de Gran Canaria a que asuma y desarrolle un plan de mantenimiento y limpieza periódica de los merenderos que se encuentran junto al velero de La Angostura y cerca del puente de la Calzada, así como a regular el uso del espacio, que actualmente se aprecia un alto nivel de degradación del paisaje y la insalubridad que supone para las personas que usan a diario la zona.
Las Fiestas como Patrimonio Cultural Inmaterial
Las fiestas
tradicionales representan sin duda un nexo de unión muy importante, pues
vertebran las relaciones sociales entre vecinas y vecinos, tan necesarias para
la cohesión comunitaria. Santa Brígida, con más de una quincena de fiestas repartidas por la geografía
municipal, es un pueblo celoso del cuidado de esta tradición, sustentada, en la
inmensa mayoría de casos, por el trabajo altruista que desarrollan las vecinas
y vecinos de todos los rincones de nuestro municipio.
Las tenemos de
carácter religioso, folklóricas, agrícolas y ganaderas que ofrendan agradecidas
parte de la cosecha, como en las Patronales de Santa Brígida, y otras
tantas de las que se celebran en los
barrios, las de carácter tradicional como la Traída del Barro en la Atalaya,
que sigue viva, La Noche de los Finaos en el Madroñal, donde los vecinos y
vecinas añoran niveles de compromiso pasados por parte del ayuntamiento que
haga resurgir en ese barrio dicha celebración como pionero de la misma. Caso
aparte es el de la Bajada al Velero, en Las Meleguinas, tristemente
desaparecida. Y por último, existen también las de carácter histórico, como La
Batalla de El Batán, que afortunadamente cada año crece y se supera a sí misma.
Todas y cada una de ellas forman parte de ese rico “Patrimonio Cultural Inmaterial” heredado de nuestros antepasados.
En los últimos
años, la organización de estos encuentros lúdico festivos, se han estado
enfrentando a dificultades añadidas, con nuevas leyes y normativas que han
supuesto un considerable incremento de los trámites administrativos y costes económicos para la organización,
llegando en muchos casos a la asfixia de las precarias finanzas con que sacan
adelante las fiestas tradicionales.
Las administraciones
públicas deben velar por el cumplimiento de las normativas vigentes, que
garantizan la seguridad de la ciudadanía, sin embargo, también forma parte de
las obligaciones y competencias de estas administraciones velar por la
conservación y promoción de esa actividad, apoyando a las organizaciones que
mantienen viva y transmiten a generaciones futuras esa diversidad cultural.
El ayuntamiento
como administración más cercana a la ciudadanía, defendió Quintana Segura, debe
esforzarse en facilitar la labor y ayudar a cumplir con el imperativo legal que
afrontan las comisiones de fiestas, o asociaciones vecinales en forma de planes
de seguridad de obligado cumplimiento para la celebración de las mismas, pues suele
ser la principal causa generadora de déficit que desemboca con frecuencia en la
suspensión de festejos y su progresiva desaparición. Es necesario establecer unas condiciones con las que prestarles el
mejor apoyo posible, sin quitarles el protagonismo que necesitan para seguir
vivas y que cumplan sus objetivos de ser un motor de convivencia lúdico festiva
entre la vecindad.
Hay ya otro
municipios que buscan soluciones a esta situación, con la redacción de una
Ordenanza Municipal de Fiestas Tradicionales, que regule un marco de relaciones
entre el ayuntamiento y los colectivos vecinales que las organizan,
proporcionando seguridad jurídica, y apoyo económico y organizativo respetando
su autonomía. En esta ordenanza se pueden regular entre otras cosas los
requisitos para la Declaración de Interés Cultural Municipal a las Fiestas
Tradicionales que se celebran anualmente y de manera regular en Santa Brígida,
tratando de estimular a los colectivos que vienen asumiendo de manera altruista
la organización de estas Fiestas Tradicionales.
Por el buen uso de los merenderos del Guiniguada
Merendero cercano al puente de La Calzada
En el entorno del
Velero de la Angostura se han ido creando una serie de
infraestructuras de Uso Público,
en pleno Barranco de Guiniguada; en esta zona, donde termina el sendero que
el Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria
ha restaurado para uso de senderistas y ciclistas, cuyo inicio se halla en Vegueta. Existen dos
merenderos, uno junto
al Velero de
la Angostura, el
segundo en el
Espacio Protegido de Pino Santo con mobiliario fijo de madera,
construidos hace más de diez años por el Plan de Embellecimiento del Cabildo de Gran Canaria. Ambas infraestructuras generan
una importante afluencia de
visitantes. En el
caso del merendero
del Velero se da la circunstancia, apunta la concejal María Sánchez
Fernaud, que ninguna administración se
hace cargo de su gestión,
por lo que suele
ser un foco
de basura. El mobiliario
presenta desperfectos considerables
y, por último, la total ausencia de servicios agrava la situación.
Al segundo de estos
merenderos, el más cercano al Puente de
La Calzada, se le
une que está pegado
a un tramo especialmente
sensible de la
red de alcantarillado, donde
hay fugas constantes de aguas
fecales con sedimentos sólidos, que no se limpian, alcanzando niveles
preocupantes de insalubridad.
Por último, señaló, que
en la pista
que conduce al merendero es
frecuente que personas irresponsables depositen escombros y enseres de forma
fraudulenta y se laven vehículos.
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