Sara Álvarez, Ando Sataute, desde Cádiz donde estudia el MIR.
A la pregunta de qué fue Santa Brígida para mi, me es fácil contestar, ya que sólo tengo que recordar un hogar. Junto a una familia que te quiere y te acompaña siempre en todo lo que te pasa se ve todo de un color especial, pero trataré de ser objetiva, ya que, para poder mejorar las cosas, hay que intentar serlo un poco.
Llegamos cuando yo tenía 6 años, edad en la que no se tiene una visión clara de la realidad, pero se me fue formando en libertad, en un escenario verde (con mil esquinas accesibles y otras un poco menos), sin más peligros que los que uno pueda buscarse, sin demasiadas necesidades, silencioso (a excepción del burro del barranco de enfrente, jeje); en resumen, un sitio con todas las condiciones para desarrollar una vida plena… ¡¡¡somos ricos!!! ¡¡Cuánta gente desea ir a ver verde un momentito y nosotros lo tenemos al alcance de la mano!! Hay que hacerlo accesible para evitar que pesen las perezas que nublan poco a poco la vida, haciendo despreciar las oportunidades y la energía que todos tenemos que avivar.
Fui creciendo y conociendo, tuve la edad para bajar y subir al pueblo mil veces de día y de noche y para ver que, en general, padecía del mismo individualismo que, a lo largo de estos años, he tenido oportunidad de observar en tantos otros ciudadanos del primer mundo y del que carecen aquellos que viven en el que el «desarrollado» ha dado en llamar «subdesarrollado». Me parece importante entender que cada uno es de una manera y, por tanto, tiene carencias, virtudes, intereses, habilidades, etc. gracias a las cuales, la humanidad es rica e infinita, pero se repiten los valores y siempre se encuentra a alguien interesado en lo mismo que tu y lo mejor ¡¡¡con ideas diferentes!!!!
Ahora es el momento de soñar, porque sólo soñando se esculpen los escenarios. Disfrutemos por un momento de una estructura en la que a los que les gustara plantar y adornar, dar a conocer flora y fauna autóctona tuvieran su espacio; a los que les gustara la música tuvieran un local con un horario al que fuera sencillo acceder y pudieran darse a conocer; donde la gente que necesitara ayuda en sus casas, en sus clases, en su campo y la gente que deseara trabajar tuviera a dónde ir para buscar información; donde los que, en cambio, desearan explorar caminos desde el pueblo y hacia él, pudieran hacerlos realidad y posibilitar que disfrutaran también de ellos otros, con menos iniciativa tal vez para hacerlos transitables. Un lugar donde se pudiera organizar lo que a unos les sobra y a otros les falta, sin necesidad de ir siempre a comprarlo, como si fuera la única posibilidad. Un lugar donde pintar, donde poder desarrollar la creatividad, estudiar, enseñar… Imaginemos una estructura en la que los que son expulsados de la educación convencional y clásica, a la que todos nos vemos sometidos, por no encajar en ella de mil maneras distintas, pudieran descubrir, gracias a gente competente, hacia dónde enfocar sus intereses (música, magia, agriculturas diferentes, plantas medicinales, alimentación…. ¡¡¡Para qué sirve cada alimento!!! Todos comemos todos los días y cada producto tiene propiedades que muchos desconocen).
Costura, cocina, remedios… y tantas otras cosas que tienen que ofrecer aquellos que, supuestamente por la edad, están condenados a la soledad… cuántos años han tardado en aprender cosas que podrían ponernos en un momento al alcance de nuestra privilegiada mano. Los que cultivan la tierra, los que tienen animales y les vendría bien ayuda… hace falta sentirse pueblo. Hace falta sentir que podemos decidir, pedir y organizar cada uno aquello de lo que más sabemos y no con un grupo de gente a quien votar, sino con el respaldo auténtico de nuestros representantes municipales en los Ayuntamientos…. con la celebración de reuniones efectivas a las que poder acudir con propuestas, sin miedos…
Tenemos un pueblo de gran interés turístico, que no se conoce, ni, por lo tanto, puede valorarse. Aquí en Cádiz, por ejemplo, (donde vivo hace 6 años), y en otros sitios, como en Marruecos, la riqueza del lugar y el perfecto conocimiento del mismo, da pie a que los «pimpis» (buscavidas), personas que no tienen otra forma de buscarse el sustento, se ofrezcan a los visitantes como «guías turísticos» a cambio de «la voluntad».
Hay mucha gente que ya ha explorado cualquier campo que a uno se le pueda ocurrir, sólo hay que identificar los intereses y capacidades personales para enriquecerlos y ese papel es el que deben desempeñar los que organizan la vida de la comunidad… los políticos.
Por tópico que suene, todo gobierno, en mi opinión, tiene que intentar garantizar comida y casa, con la ayuda y el esfuerzo de los que la necesitan y además, como ya he mencionado más arriba, una educación alternativa para todas aquellas personas excluidas de una educación estándar, de modo que nadie se sienta torpe, ni rechazado, ni abocado a vivir una vida al márgen de la sociedad en la que ha nacido. Es posible que las personas puedan vivir más cerca unas de otras, facilitando la comunicación entre ellas y posibilitando que los distintos sectores, trabajando juntos, puedan generar un pueblo en el que sus habitantes se sientan parte de él, en lugar de habitarlo casualmente.
Y para acabar, con ánimo de evitar buscarme una reputación de terrorista, moderaré mi lenguaje y diré que me parece importantísimo que se desintegre el mamotreto garrapata, que ocupa lo que podría ser el agradable centro de nuestro pueblo.
No estoy allí, pero me emociona profundamente imaginar Santa Brígida como un pueblo vivo y agradezco a todo aquel que invierte su tiempo en soñar conmigo que haga real la posibilidad de que así sea, porque sólo por eso ya está empezando a serlo.
¿Cómo reaccionas a esta noticia?