En Ando Sataute, contamos con un Grupo de Trabajo sobre el Consumo Responsable, un concepto defendido por organizaciones ecológicas, sociales y políticas que consideran que los seres humanos harían bien en cambiar hábitos de consumo ajustándolos a nuestras necesidades reales y optando en el mercado por opciones que favorezcan la conservación del medio ambiente y la igualdad social.
Hasta hace unos años, cuando nuestros abuelos cultivaban sus propios alimentos, no era importante lo grande, hermosa y bonito color de una manzana, simplemente se la comían. En la medida que hemos perdido el contacto con la tierra, nos convertimos en consumidores obsesivos con fechas de caducidad de productos y tamaños perfecto, contribuyendo a un despilfarro alimenticio donde casi la mitad de la producción mundial va a parar a la basura. Hoy traemos una experiencia realmente reveladora de cuanto podemos contribuir a la conservación del medio ambiente y la igualdad social, tan solo con el gesto de consumir de manera responsable.
Jen y Grant de Vancouver
Una pareja de canadienses cineastas y amantes de la comida, Jen y Grant de Vancouver, decidieron vivir durante 6 meses de la comida descartada –el reto era consumir únicamente alimentos desechados o caducados. Pensaron que se verían mendigando para sobrevivir—. Para su sorpresa, no fue el caso.
Su experiencia es el hilo conductor de un excelente filme documental llamado Juste Eat It (simplemente cometelo), que profundiza en el mundo de la comida desperdiciada, un mundo en gran parte desconocido, pero omnipresente.
A todos nos gusta la comida. Como sociedad, devoramos un sinnúmero de programas de cocina, revistas y blogs culinarios “foodie”. Así que, ¿cómo es posible que estemos desperdiciando cerca del 50% de nuestra alimentación, que va a parar a la basura?
Los autores se sumergen en el tema (desde los residuos de granja hasta los minoristas) y recorren el camino de los productos hasta su propia nevera. Después de ver un atisbo de los miles de millones de dólares de buena comida que se arroja cada año en América del Norte, se comprometen a dejar de hacer sus compras de alimentos y sobrevivir solamente con alimentos que, de otra manera, serían desechados. En un país donde una de cada 10 personas sufre de inseguridad alimentaria, las imágenes que capturan de comestibles despilfarrados son a la vez sorprendentes y extrañamente convincentes.
Pero la adictiva personalidad de Grant se focaliza en el rescate de alimentos.
Con entrevistas a Ted, conferenciante, al autor y activista Tristram Stuart y al aclamado autor Jonathan Bloom, Just Eat It mira dentro de nuestra sistémica obsesión con fechas de caducidad, productos y tamaños perfectos, y revela el núcleo de este problema aparentemente insignificante que está teniendo consecuencias devastadoras en todo el globo.
Just Eat It pone a agricultores, comerciantes, organizaciones inspiradoras y consumidores a la mesa, en una historia cinematográfica que es por partes iguales educativa y deliciosamente entretenida. Es terrible que desperdiciar comida no sea tabú, como debe ser. Es hora de cambiar esa mentalidad y colocarlo entre los pecados ambientales cardinales. Los desperdicios de alimentos son un grave problema que, afortunadamente, se puede cambiar. Se inicia en casa, con la planificación de las comidas y el uso de ingredientes que ya tenemos, y se reproduce en la tienda de comestibles, con la elección y selección de productos “feos” o a punto de caducar, al tiempo que exigimos mayor responsabilidad por los productos que venden a los supermercados.
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