OTRA MIRADA
Rita Camacho Guerra. Ando Staute.
Cuando paseamos por Santa Brígida su paisaje forestal nos sorprende, pues durante el trayecto podemos contemplar diversos ejemplares de árboles singulares de la Villa. El territorio satauteño sigue manteniendo la esencia de su fundación y la belleza de sus palmerales, origen de su nombre primitivo Tasantejo o Sataute. Pero no sólo las palmeras son las protagonistas principales de la vegetación emblemática de nuestro municipio sino otras muchas especies de árboles.
Recordando las palabras de Claudio Moreno Medina y Alex Hansen Machín¹, doctores del Departamento de Geografía de la ULPGC, «… la toponimia es el estudio del origen y significado de los nombres propios de un lugar. A través del examen de la misma se descubren las relaciones existentes entre la sociedad y el territorio… es información territorial de primera magnitud, siendo un vehículo esencial para estudiar los usos y aprovechamientos que ha experimentado un lugar concreto a lo largo del tiempo… la toponimia constituye un patrimonio cultural legado por la sociedad tradicional canaria…».
Más concretamente, estos dos autores también mencionan la importancia de la fitotoponimia satauteña y comentan que «…las plantas al estar presentes en el territorio de forma estática son un buen referente locacional. La diversidad de ambientes y de formaciones vegetales de Santa Brígida queda reflejada en la presencia de topónimos como por ejemplo… El Madroñal que indica la presencia del Madroño, … las alusiones a pinos se refieren a ejemplares aislados…: Pino Santo y El Pino… El Castaño Bajo es otro enclave relacionado con árboles introducidos y que su aislada presencia es referente importante para las gentes del lugar».
Teniendo en cuenta estas matizaciones, me gustaría centrarme en la importancia de los eucaliptos en nuestro municipio y dar a conocer un motivo más por el cual deben permanecer con nosotros. Como ya sabemos, estos árboles se encuentran presentes en nuestra toponimia como por ejemplo el Camino de los Eucaliptos, ubicado entre la Cuesta La Grama y la urbanización El Molino, aunque los que mayor relevancia tienen son cómo no, los árboles que delimitan la carretera, destacando el Eucalipto de la recta El Paraíso².
En cuanto a los eucaliptos, son los verdaderos protagonistas del entramado de la carretera. Ésta se construyó entre 1860 y 1877 cuyo itinerario sigue básicamente el antiguo trazado del camino hacia La Vega, salvo alguna alteración en determinados tramos. De momento,
podemos seguir contando con algunos ejemplares que no han sido talados pero poco a poco están desapareciendo.
Desde el punto de vista del patrimonio, los eucaliptos que delimitan la carretera son una seña de identidad que no podemos seguir perdiendo. Cierto es que, como ya se ha comentado, algunas residencias están siendo afectadas por las raíces de estos árboles pero quizás la solución no está en arrancarlos, sino en tratarlos para que no sigan afectando a los perjudicados. Con los avances técnicos que existen hoy día es posible seguir conservando los árboles al mismo tiempo que se protegen también las residencias y garantizando la seguridad para todos; tan sólo hace falta ganas para hacerlo acometiendo buenas actuaciones que aseguren no sólo la percepción de su belleza sino también la seguridad de todos.
Estos árboles al borde de la carretera forman parte de nuestra carta de presentación, de nuestra estética. No se me ocurre nada mejor que esta imagen del fotógrafo Joaquín, González Espinosa tomada en Santa Brígida en el año 1920, conservada por la FEDAC, para reflejar lo que estoy diciendo. Es un hecho que forma parte de nuestro patrimonio; aunque muchas cosas han cambiado en el municipio desde entonces, todavía a día de hoy, es un privilegio poder seguir disfrutando de su belleza, disfrutar su aroma mientras purifican el aire, escuchar el sonido de sus hojas y sentir la sensación sublime del paisaje; en definitiva, disfrutar el placer que causa a los sentidos.
Muchos son los argumentos de peso por los que se debe seguir conservando éstos árboles tan característicos de Santa Brígida pero nunca debemos olvidar la estética romántica que le confiere al municipio su presencia, pues como diría Charles Darwin «… nadie puede permanecer ante la naturaleza sin emocionarse, y no sentir que en el hombre existe algo más que la respiración de su cuerpo».
Finalmente me gustaría destacar que resulta curioso que las diferentes concejalías del Ayuntamiento de Santa Brígida promuevan ediciones bibliográficas donde poner en valor este patrimonio natural y luego brilla por su ausencia el papel activo en la defensa de estos árboles por parte de esta institución.
¿Para qué quieren difundir si luego no adquieren un papel activo en la gestión de la conservación?
¡Démosle una oportunidad para que sigan con nosotros!
(1) V.V.A.A.: Geografía de Santa Brígida. Dirigida por Alex Hansen Machín. Capítulo: «La vega y sus nombres». Ilustre Ayuntamiento de la Villa de Santa Brígida. Concejalía de Educación y Cultura. G. Z. PRINTEX, S.A.L. San Martín. 1ª edición, 2001. Págs.: 139-153.
(2) V.V.A.A.: Árboles Singulares de la Villa de Santa Brígida. Concejalía de Medioambiente. Ayuntamiento de Santa Brígida. 2011. Págs.: 7,22-23.
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