Todas y cada una de ellas con sus singularidades, nacidas de la necesidad colectiva de rememorar, de celebrar, de convivir y de compartir forman parte de ese rico “Patrimonio Cultural Inmaterial” heredado de nuestros antepasados.
Las fiestas
tradicionales representan, sin duda, un nexo de unión muy importante, pues
vertebran las relaciones sociales entre vecinas y vecinos, tan necesarias para
la cohesión comunitaria. Suponen un lugar para el encuentro, donde se comparten
alegrías, ilusiones, vivencias pasadas y esperanzas futuras y refuerzan el
sentido de pertenencia a una comunidad.
Preocupados por las
grandes dificultades a las que se han enfrentado los colectivos que
tradicionalmente organizan estas fiestas tradicionales, llevamos al pleno una moción que pide constituir, por el
Ayuntamiento de Santa Brígida, una comisión de trabajo con el objeto de
elaborar una Ordenanza Municipal de Fiestas Tradicionales, que regule un marco
de relaciones entre el ayuntamiento y los Colectivos Vecinales que las
organizan, proporcionando seguridad jurídica, y apoyo organizativo respetando
su autonomía. También proponemos incluir en los próximos presupuestos generales
del ayuntamiento una partida económica finalista para las fiestas tradicionales
no organizadas por el ayuntamiento.
Santa Brígida, con más
de una quincena de fiestas repartidas por la geografía municipal, es un pueblo
celoso del cuidado de esta tradición, sustentada, en la inmensa mayoría de
casos, por el trabajo altruista a la par que, por qué no decirlo, ingrato en
ocasiones, que desarrollan las vecinas y vecinos de todos los rincones de
nuestro municipio.
Las tenemos de
carácter religioso, folklóricas, agrícolas y ganaderas que ofrendan agradecidas
parte de la cosecha, como en las Patronales de Santa Brígida, y otras tantas de
las que se celebran en los barrios, las de carácter tradicional como la Traída
del Barro en la Atalaya, que sigue viva, la Noche de los Finaos en el Madroñal,
en que los vecinos y vecinas añoran niveles de compromiso pasados por parte del
ayuntamiento que haga resurgir en ese barrio dicha celebración como pionero de
la misma. Caso aparte es el de la Bajada al Velero, en Las Meleguinas,
tristemente desaparecida. Y por último, existen también las de carácter
histórico, como La Batalla de El Batán, que afortunadamente cada año crece y se
supera a sí misma.
Todas y cada una de
ellas con sus singularidades, nacidas de la necesidad colectiva de rememorar,
de celebrar, de convivir y de compartir forman parte de ese rico “Patrimonio
Cultural Inmaterial” heredado de nuestros antepasados, que hace grande a los
pueblos.
En los últimos años,
los distintos colectivos organizadores de estos encuentros, constituidos en
Comisiones de Fiestas, Asociaciones Vecinales o Colectivos Culturales, se han
estado enfrentando a dificultades añadidas a las habituales en estos casos, con
nuevas leyes y normativas que han supuesto un considerable incremento de los
trámites administrativos y costes económicos para la organización. De tal forma
que han llegado en muchos casos a la asfixia de las precarias finanzas con que
sacan adelante las fiestas tradicionales.
Las administraciones
públicas deben por supuesto velar por el cumplimiento de las normativas
vigentes, pues estas se derivan de la necesidad de garantizar la seguridad de
la ciudadanía que las acatan.
Sin embargo, también
forma parte de las obligaciones y competencias de las administraciones públicas
velar por la conservación y promoción de toda esa actividad y apoyar a las
organizaciones que mantienen viva y transmiten a generaciones futuras esa
diversidad cultural frente a la creciente globalización.
[su_pullquote align=»right»]Establecer unas condiciones con las que prestarles el mejor apoyo posible, sin quitarles el protagonismo que necesitan para seguir vivas[/su_pullquote] Desde ANDO Sataute entendemos que el ayuntamiento como administración más cercana a la ciudadanía debe esforzarse en facilitar la labor y ayudar a cumplir con el imperativo legal que afrontan las Comisiones de Fiestas, o Asociaciones vecinales en forma de planes de seguridad inherentes a las fiestas y de obligado cumplimiento para la celebración de las mismas. Es esta la principal causa generadora de déficit que suele desembocar en la suspensión de festejos y su progresiva desaparición, lo que supone la paulatina pérdida de identidad comunitaria de nuestro municipio. Establecer unas condiciones con las que prestarles el mejor apoyo posible, sin quitarles el protagonismo que necesitan para seguir vivas y que cumplan sus objetivos de ser un motor de convivencia lúdico festiva entre la vecindad debe ser una de las prioridades de este ayuntamiento.
En algún municipio,
esta situación se está tratando de paliar con la redacción de una Ordenanza
Municipal de Fiestas Tradicionales, que regule un marco de relaciones entre el
Ayuntamiento y los Colectivos Vecinales que las organizan, proporcionando
seguridad jurídica, y apoyo económico y organizativo respetando su autonomía.
En esta ordenanza se pueden regular entre otras cosas los requisitos para la
Declaración de Interés Cultural Municipal a las Fiestas Tradicionales que se
celebran anualmente y de manera regular en Santa Brígida, tratando de estimular
a los colectivos que vienen asumiendo de manera altruista la organización de
estas Fiestas Tradicionales, generándoles confianza y tranquilidad en su compromiso y dedicación a mantener vivas estás tradiciones.
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