El Ayuntamiento tiene en vigor un reglamento de Participación Ciudadana que se aprobó en el año 2009, atendiendo, según el preámbulo al mandato constitucional de facilitar la participación de la ciudadanía en la vida cultural, económica, política y social. En sus 13 años de vigencia, ningún grupo de gobierno ha logrado que funcione el Consejo Municipal de Participación Ciudadana, considerado el principal órgano consultivo por el que se debería canalizar la participación de vecinos, vecinas y asociaciones en la gestión municipal. En el pasado mandato se planteo su actualización, proponiendo la inclusión de algunos consejos sectoriales que no se habían tenido en cuenta, como el del empresariado. Nuestra propuesta pasa por proceder a su actualización y constituir los distintos Consejos Sectoriales y de Äreas, y con ellos el Consejo Municipal de Participación Ciudadana, con al menos dos reuniones ordinarias al año.

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El ayuntamiento dispone de una red de locales sociales distribuidos por casi toda la geografía municipal. Algunos están cedidos en precario a colectivos con mayor o menor uso, otros se usan como almacenes o simplemente permanecen en el olvido y el abandono. Creemos que debe ser una prioridad rehabilitarlos y activarlos como red de espacios de socialización y encuentro vecinal y como sedes para la propia gestión municipal, más cercana a la ciudadanía.

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En los presupuestos municipales se incluyen partidas, para ofrecer apoyo económico a los colectivos o asociaciones con inquietudes de diversa índole. Muchas de ellas cuentan con grandes dosis de generosidad y altruismo, pero necesitan disponer de presupuesto para llevar a cabo la mayoría de sus proyectos, que son en definitiva los proyectos que dan vida a Santa Brígida. La distribución de estas partidas económicas debe estar basada en criterios objetivos y cristalinos, evitando su uso en política clientelar. Nuestra propuesta pasa por actualizar la ordenanza de subvenciones y definir unas bases claras para la distribución de las mismas, en base a programas y objetivos alcanzados por los colectivos y asociaciones, y garantizándoles en lo posible a través de los presupuestos municipales, una estabilidad económica de carácter anual.

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El compromiso de un grupo de gobierno con la ciudadanía, no puede esperar a rendir cuentas cada cuatro años. Debe mantener un contacto permanente, donde se trate las necesidades de los barrios, las posibles soluciones, definir y consensuar criterios y prioridades a la hora de abordarlos y dar cuenta de los que se ha resuelto y los que no. En el mandato pasado, ANDO Sataute apostó por esta fórmula de trabajo y celebró más de 60 asambleas por toda la geografía municipal. Se abordaron los asuntos más urgentes que se pusieron de manifiesto y además sirvió para elaborar el Plan Estratégico Municipal de Santa Brígida, que define las prioridades y permite programar las actuaciones en el tiempo de manera realista. Hay problemas sencillos que con una inversión relativamente pequeña se solucionan, y luego están otros que son tan complejos y costosos que requieren de una planificación y ejecución a lo largo de una o más legislaturas.

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Los presupuestos participativos son una herramienta de la democracia participativa, directa y deliberativa, mediante la cual la ciudadanía puede ejercer su derecho a participar en el diseño, decisión, ejecución y seguimiento de las políticas públicas desde su implicación en la elaboración del presupuesto. El Presupuesto Participativo surge como una práctica innovadora de gestión con excelente potencial para promover los principios de la buena gobernanza publica. Pueden reportar importantes beneficios tanto a los gobiernos locales como a la propia sociedad civil y mejorar la transparencia en el gasto municipal, estimulando la participación ciudadana en la toma de decisiones con relación a los recursos públicos.

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